Una playera en el piso, la playera a rayas, la que llevabas aquel día en el que el viento corría entre nosotros, esa que arranque al tenerte entre mis brazos, esa que ahora casi odio, esa que dio la pauta de toda una historia, de un juego, del sexo que vivíamos, ¿la recuerdas?, esa que me pertence, que robe del piso de tu habitación. Quizá piensas que la comparto, pero no, esa fue mía, lo es, como las caricias de tus manos, una vez solitarias, sobre mi piel desnuda, entre el vello de mi pecho, como los besos un tanto nerviosos y calientes en mi cuello, como tu lengua jugando con mi oído, a ese punto donde pierdo la razón y la ropa. Aunque es gracioso, no fue el único que perdía esa noches y días, esos domingos, ¡ja! que digo domingos, esos jueves de cine, viernes de cena, sábados, domingos y demás. Ahora esa playera, simplona y vacía, ha perdido el valor, ahora has perdido el horizonte que tenías entre mis brazos y yo perdí esas risas, la respiración agitada, la cara de Dios en cada orgasmo. Una playera a rayas, una noche escrita en cada hilo.
Una playera en el piso, la playera a rayas, la que llevabas aquel día en el que el viento corría entre nosotros, esa que arranque al tenerte entre mis brazos, esa que ahora casi odio, esa que dio la pauta de toda una historia, de un juego, del sexo que vivíamos, ¿la recuerdas?, esa que me pertence, que robe del piso de tu habitación. Quizá piensas que la comparto, pero no, esa fue mía, lo es, como las caricias de tus manos, una vez solitarias, sobre mi piel desnuda, entre el vello de mi pecho, como los besos un tanto nerviosos y calientes en mi cuello, como tu lengua jugando con mi oído, a ese punto donde pierdo la razón y la ropa. Aunque es gracioso, no fue el único que perdía esa noches y días, esos domingos, ¡ja! que digo domingos, esos jueves de cine, viernes de cena, sábados, domingos y demás. Ahora esa playera, simplona y vacía, ha perdido el valor, ahora has perdido el horizonte que tenías entre mis brazos y yo perdí esas risas, la respiración agitada, la cara de Dios en cada orgasmo. Una playera a rayas, una noche escrita en cada hilo.
Si me dieras un beso, me lo pondría en el huesito de la pelvis, justo arriba de la cadera
Referencia Personal
-
Interesado en la gloriosidad de la madre naturaleza, en la perfección del padre tiempo, en el misterio del gran kahuna, en la complejidad del hombre, en la sencillez de un suspiro y en el dolor de una lágrima.
Blog Archive
-
►
2009
(19)
- ► septiembre (3)
Search
© Copyright Si me dieras un beso. All rights reserved.
Designed by FTL Wordpress Themes | Bloggerized by FalconHive.com
brought to you by Smashing Magazine
Una playera a rayas... un beso... el horizonte entre tus brazos... una noche escrita en cada hilo... ¿en qué pensaba cuando se fue?
nunca creí una playera pudiera decir tanto...
me intrigo mucho mucho el texto, es curioso como a un oibjeto le podemos atribuir tanto sentimiento y cosas afectivas, o en su caso despectivas
salu2
ahora robale los chones...
jijiji chones
Las cosas guardan recuerdos... hasta que dejan de guardarlos y se convierten en cosas...
¿No postearás pronto?