...mira nada más, que bonita sensación... la sensación de la ausencia. Siente la luz de la luna barnizando de plata nuestros cabellos, las estrellas anunciando el momento preciso, el tiempo transcurre y el silencio inunda tu mirada, tus manos frías, nerviosas juegan entre tus ropas. Yo, osado aunque temeroso, decido dar el primer paso, acercarme, como siempre, verte directo a los ojos, insinuando, alimentando el momento. Creo que inferiste mi mirada, ¿Acaso fue tan notorio? o tal vez sientes lo mismo. No lo sé, no importa. Sólo siento tus manos, impasibles, acercándose a mi rostro, tus labios, sabor a miel, alcoholizados, jugando con los míos, recorriendo mi alma, sin darte cuenta, sin siquiera pedirlo. Un secreto, una ausencia mutua, que bonita sensación... la sensación de la semejanza.
Todo comenzo con un beso, con tu aroma cerca de mi, con tus labios conquistando mi espalda, recorriéndola sin permiso, salvajemente, con tus manos, jugando con el vello de mi pecho, acelerando nuestra respiración, entrelazando nuestros cuerpos como marionetas, de una pasión incontrolable, sin pensar, sin dudar, acaricia mi piel, saborea mis labios. Tu lengua como espada, habitando en mis pezones, sin parar. Pon tu mano en mi cintura, acércate, no temas, viaja, disfruta, tómame sin permiso, esta es la oportunidad para cumplir tus caprichos, sin obstáculos ni quejas.
Apenas puedo pensar y crear historia de magia y lujuria, de deseo, equivocarme en tus brazos, en la estrategia de mis caricias y fantasías. Este momento esta hecho para sentir, satisfacernos, un arma de doble filo, entre placer y amor, pensar en tus lunares de la espalda, en el vello de tus piernas, en el juego de tus caderas al compás de mi respiración. Hagas lo que hagas, no te detengas, mírame a los ojos, llévame hasta el sol, sin explicación. Una caricia más, un aliento más, no te niegues a sentirme. Saca al sol tu prejuicios, tus juegos y fantasías, hazme el amor sin pensarlo, sin contradicciones, ni caretas, sin intimidaciones, solo siente mi piel contra la tuya, mis labios sincerándome en tu cuerpo, en el vello de tus espalda, en el rincón entre tus piernas, no intentes ser otro, satisfáceme hasta olvidarte, no es demasiado tarde. No es momento para olvidar tus formas de mis sabanas, impregnadas con el aroma a sudor, placer y calor, calor de tus manos en mi cuello, en mi pecho, bajando, viajando, recorriéndome una vez mas, sin dejar de sentirte mío, despertarme de ese sueño virgen, sin dulzura y emoción. Todo fluye, con naturalidad, furia y ventaja, como un espejismo de misterio y alucinación, tómame, sí, tal cual lo haz hecho una y mil veces más. En el brillo de la calle, sin espera ni reserva. Sí, nunca dudes del calor de tu cuerpo, de la explosión de tu lujuria.
Si me dieras un beso, me lo pondría en el huesito de la pelvis, justo arriba de la cadera
Referencia Personal
-
Interesado en la gloriosidad de la madre naturaleza, en la perfección del padre tiempo, en el misterio del gran kahuna, en la complejidad del hombre, en la sencillez de un suspiro y en el dolor de una lágrima.
Blog Archive
-
►
2009
(19)
- ► septiembre (3)
-
►
2008
(38)
- ► septiembre (2)
Search
© Copyright Si me dieras un beso. All rights reserved.
Designed by FTL Wordpress Themes | Bloggerized by FalconHive.com
brought to you by Smashing Magazine