Y llega ese momento en la vida donde te detienes por un instante y quieres correr, dejar todo átras, correr muy rápido, olvidar todas las historias que hay en tu cabeza, dejarlas ir, con esas lecciones que nunca aprendes. Salir corriendo esperando, que donde termina la luz, empiece una historia nueva.

No confio en los hombres que no se dejan sorprender con una historia que no hayan escuchado antes, y si, a veces soy de esos hombres, que ya conoce el final de la historia antes de que sea contada. Soy de esos, quiza maniaticos, que jamás olvida las historias, abuso de ellas.

Abuso de las casualidades, de las metáforas y de las excusas baratas. Abuso de ti y de ellos, abuso de las emociones ajenas, abuso de las mias, de mis conclusiones y de mis verdades, abuso de sus mentiras, abuso de mis cuentos y sustentos, abuso de las perdidas, abuso de los momentos fáciles y de las excusas no pedidas, abuso de la huidas, de las decisiones que tomas, y de las que dejaste ir. Abuso para no explicar, porque cuando uno tiene que explicar es cuando entras en problemas, de esos problemas que tienen muchas salidas, pero seamos honestos, todas son una mentira. Mentiras disfrazadas de colores, de luces y sabores.Mentiras vestidas de juegos.

Y llega ese momento donde te pierdes, te detienes y empiezas a correr, muy rápido, sin mirar átras, esperando que nadie te pueda alcanza.

Y en el momento en que abriste tus brazos y me di cuenta que cabia perfecto, fue en el momento en el que perdí. Cuando no pediste nada y intente dar todo. En el momento en el que me di cuenta que todo era tan cómodo, fue en el momento en que perdí.

Pero también gane, algo, que aun no se, y quiza sea demasiado tarde cuando lo sepa.

En ese momento en el que me descubri suspirando, en silencio para que no me oyeras, ahi todo se rompió. Siempre huyo en ese momento. Pero esta vez no y es mas fácil culparte a ti, culparte por dejarme ser, dejarme volar y no amarrarme. Ese fue otro momento donde perdí.

Pero perder no esta mal, en una forma muy compleja, perder es jugar, jugar es atreverse, jugar es ganar, jugar es amar o al menos, dejar entrar.

Ves como sigo engañandome, sigo jugando con tu historia y enredándola. Me gusta enredar las cosas, como estas líneas, complejas, intrincadas y un tanto odiosas, como tú. Y empiezo a enredarte más, a jugarte más, a perderte más, porque ahí es cuando al menos no pierdo, no se puede perder algo que no es tuyo.

Soy de esos que no pueden amar en silencio, de esos que no se callan, de los que escriben en tu piel, y en las rocas. Ese que escribió en tus sueños y el que hizo todos los planes para llevarte al país de las maravillas.
Pero también soy de esos que decide no sufrir, que decide apostar, pero también sabe cuando retirar todas sus canicas.
Soy ese que olvido no esperar nada de ti o quizá fui muy necio e intente engañarme a mi mismo, viendo esas misma películas viejas.
Soy de esos que la vida decide cambiar de ruta y ahora giro a la izquierda y camino en silencio, y tu, quédate ahí, regalándome tu ausencia